Sobre el taller de Ciencia-Ficción
Dos cosas que quizá han obsesionado al hombre desde sus inicios son la muerte y el futuro. ¿A dónde iremos al morir? ¿Qué hay más allá de lo que vemos? ¿Podemos cambiar el destino que nos aguarda? La literatura no sólo es un agradable pasatiempo, ella no sólo narra historias de viajes y descubrimientos increíbles que en su momento, los autores deslumbraron al público de su época. Esta es también un vehículo de exploración con el cual diferentes escritores como lo fueron Mary Shelley, Julio Verne, Stanislaw Lem, Adolfo Bioy Casares o H.P Lovecraft construyeron sueños y mundos “imposibles”. Cada uno de ellos en su momento tomó un invento o avance tecnológico (electricidad, el cinematógrafo, viajes al espacio, manipulación genética) para narrar historias que aún hoy no nos dejan indiferentes sino que conocemos los temores y sueños de todo un público lector de determinada época y país.
La Ciencia-Ficción se alejó del género fantástico porque, por medio de un lenguaje brillante y poético pero muy realista, los lectores tienen ante sí ventana a un destino posible como lo fue la llegada del hombre a la luna, internet y curas a diferentes enfermedades. La literatura científica permite soñar y aprender al mismo tiempo, razón por la cual ha sido tomada muy en serio por investigadores y cineastas por igual.
Mary Shelley:
Mary Shelley (1797-1851) fue hija de William Godwin y Mary Wollstonecraft, pareja que luchó por ideales heredados del Romanticismo francés. De hecho, la madre de Mary fue autora de "Vindication of Women Rights". La joven Mary consiguió frecuentar los círculos literarios que se celebraban en casa de su padre y por ello estuvo al tanto de los avances científicos de la época. Pero también conocerá, desde temprana edad, que el dolor y la muerte siguen de cerca la alegría y la salud. Al morir su madre, su padre se casa nuevamente, pero Mary nunca congeniaría con su madrastra, de modo que hallará su refugio en las lecturas. Siendo una adolescente, abandona la casa paterna para fugarse con su amante el poeta Percy Shelley.
Mary siempre tuvo un espíritu inquieto y ávido de conocimientos, por ello Percy y ella congeniaron a la perfección. Percy tenía mente de científico, y le gustaban los experimentos relacionados con electricidad. Un verano de 1816, Mary y Percy Shelley realizaron un viaje a Suiza, donde se les unió Lord Byron, poeta y amigo de ambos. Atrincherados en la villa Diodati durante una tormenta, el grupo se entretuvo leyendo historias de fantasmas. Allí, Byron propuso a un curioso desafío: que cada uno escribiera su propia historia de fantasmas. Después de mucho pensar, Mary recordó una pesadilla que la había asustado y empezó a escribir un relato con el que esperaba aterrorizar a los lectores.
Así surgió la historia del estudiante Víctor Frankenstein y su monstruo. La novela "Frankenstein, o el moderno Prometeo" se publicó en 1818, y en ella hallamos algo más que una historia de terror, de amor y dolor, vemos el interés de una joven autora por los experimentos de mentes científicas como Volta, Galvani, Darwin y esto salpicado con las tragedias griegas. ¿Es el conocimiento maligno o benigno? ¿Qué haríamos si tuviésemos un gran poder en nuestras manos? ¿Crearíamos o destruiríamos?
"Frankenstein" es de las primeras obras de inteligencia artificial y tiene enorme vigencia en nuestros días.
H.G Wells
Nacido el 21 de septiembre de 1866 en Bromley, Inglaterra. Fue hijo de Joseph Wells, jardinero y de Sarah, que formaba parte del equipo doméstico de una de las casas señoriales de una poderosa familia de la comarca. Por ello, no es de extrañar encontrar sistemas de castas en diferentes novelas suyas de componente autobiográfico como Ann Veronica (1909) o de ficción científica como La Máquina del tiempo (1895). Antes de alcanzar los ocho años, el joven Herbert tuvo un accidente que lo dejó en cama por lo cual pudo leer sin parar durante días. Los libros le abrieron todo un mundo que, combinando con su poderosa imaginación y espíritu inquieto, harían de él un futuro pensador inconforme con su realidad, rebelde y que dejará a más de uno asombrado por sus agudas críticas de un mundo cambiante y al mismo tiempo, cerrado. A partir de aquí, Wells imaginaría utopías y lugares aparentemente imposibles que trabajará amanera de artículos, cuentos y novelas.
Para ganarse el sustento, Wells trabajó en una pañería, momento de su vida que se verá reflejado a la perfección en una de sus novelas más personales, Kipps (1905). También fue profesor sustituto en un colegio, experiencia que veremos en su libro El amor y Mr. Lewisham (1900). Gracias a una beca, cursó sus estudios en la Royal College of Science y uno de sus profesores fue T.H Huxley, prominente científico del momento.
La pasión de Wells por la Historia, los avances científicos y la proliferación de grupos políticos le permitieron publicar sus ensayos académicos y una novela única: La máquina del tiempo, una de las obras de ciencia-ficción en que se habla de la posibilidad científica de trasportarnos a una nueva dimensión y conocer a los descendientes del hombre. Le siguieron trabajos sorprendentes: La isla del Dr. Moreau (1896), El hombre invisible (1897), La guerra de los mundos (1898), Cuando el dormido despierte (1899) y Los primeros hombres en la luna (1901).
Se le conoce actualmente como uno de los padres de la ciencia-ficción al igual que Mary Shelley (autora de Frankenstein), Julio Verne (De la tierra a la luna) o Ray Bradbury (Crónicas marcianas). Su escritura es muy singular ya que, por una parte, encontramos a un audaz periodista e historiador que estudió orígenes de la humanidad y realizó varios ensayos y escritos de anticipación. Y en la otra esquina, un genial autor que cautivó a lectores de muchas edades por sus novelas realistas similares a las de Charles Dickens (Historia de dos ciudades) y de componente científico.